martes, 27 de abril de 2010

Música en Numen: GLOBALIZACIÓN DE LA MÚSICA Y CONSECUENTE PÉRDIDA DE IDENTIDAD CULTURAL

GLOBALIZACIÓN DE LA MÚSICA Y CONSECUENTE PÉRDIDA DE IDENTIDAD CULTURAL
1º PARTE: Expansión de las músicas locales

Por: Leandro Doñate
leandrodonate@hotmail.com

Cuando alguien piensa en el jazz, no tarda en asociarlo con un músico negro que sostiene entre sus manos una trompeta o un saxofón. Esto se debe a que el jazz no es simplemente un estilo de música, sino que el jazz representa, de alguna forma, a toda la sociedad estadounidense. Algo similar ocurre con el tango, sólo que en vez de imaginarnos a un músico negro, viene a nuestras mentes la imagen de un caballero alto y delgado que se apoya en una lámpara de alumbrado en plena calle porteña.
Muchas veces encontramos que las sociedades cultivan una música característica y en algunas ocasiones vemos cómo esa música se expande ante los diferentes públicos y comienza a ser asociada con su lugar de origen y hasta con ciertas imágenes características.
El jazz y el tango son dos ejemplos claros de músicas locales que pasaron a formar parte de la cultura de su pueblo, hasta el punto de representarlos en todo el mundo.
Estos dos estilos de música poseen muchos elementos en común, a pesar de que sus nacimientos se produjeron en los dos extremos del continente americano. Entre estos elementos se destacan:1) las dudas acerca del origen de sus nombres; 2) ambas tienen sangre de negros y esclavos; 3) nacieron en los suburbios; 4) tuvieron amplia aceptación por el público pero sólo después fueron accediendo a los salones: y 5) los dos fueron explotados por grandes compositores, que tenían el afán de llevar sus músicas ciudadanas a un nivel de concierto (tal es el caso de nuestro Ástor Piazzolla y de George Gershwin).
Alrededor de los años veinte, en Nueva Orleáns, se terminó de conformar el estilo de música que se llamó jazz. Su comienzo sólo pudo darse como producto de una mezcla de factores que corresponden a un lugar y a un momento histórico determinados. Pero, ¿cómo podemos explicar que en apenas treinta años más, ya se había propagado por todo el mundo, al punto en que casi toda la población de Europa y américa latina, tenía discos con música de los grandes del jazz? Cabe incluso agregar que otros países, distintos de los originarios, tuvieron una gran producción de excelentes músicos de jazz, como Europa y Argentina.
Esta misma situación se da también con el tango. Los europeos escuchan tango y los turistas no se van de la ciudad porteña sin escuchar o acaso ver y quedar maravillados por la música y danza ciudadanas.
Pero retomando aquella pregunta, se la puede reformular en una para ambos estilos: ¿cómo hace un tipo de expresión reciente para resistir frente a la cultura hegemónica, o para pasar a formar parte de la misma?
En el caso del jazz, fue importantísimo el avance del cine después de la segunda Guerra Mundial, éste multiplicó su presencia divulgando, por cada vez más lugares del mundo, la cultura norteamericana. Así, el cine fue también un vehículo para la difusión de la música de jazz, que no fue un simple género musical, sino una nueva manera de entender la composición y la ejecución, y de transformar esa expresión original y propia de un grupo social marginado en una industria para el consumo popular.
El tango, por su parte, ya hacia 1911 se bailaba, en París, tanto como el vals. Los salones aristocráticos de esa ciudad acogían con entusiasmo un baile que aún en Argentina, por su pésima tradición, no era ni siquiera nombrado en los salones.
Lo cierto es que durante el siglo XX, algunas músicas locales resistieron a la cultura hegemónica y trascendieron la cultura de sus pueblos, haciéndose representantes de los mismos, aun cuando, simultáneamente, no eran muy reconocidos entre los grupos sociales más altos.

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