“Todo hace pensar que la Tierra va en camino de transformarse en un desierto superpoblado ...
Este paisaje fúnebre y desafortunado es obra de esa clase de gente que se habrá reído de los pobres diablos que desde hace tantos años lo veníamos advirtiendo, aduciendo que eran fábulas típicas de escritores, de poetas fantasiosos”.
Ernesto Sábato. Antes del fin. Seix Barral. 1998.
Ernesto Sábato explicaba en su libro Antes del fin que quienes pregonan los problemas ambientales son unos locos poco creíbles para la sociedad. La Constitución Nacional (1994) declara el derecho de los ciudadanos argentinos de hoy y del futuro a contar con un ambiente sano y ambientalmente sustentable. La Ley Nacional de Educación incluye entre sus artículos que el ambiente debe ser tema de estudio en las escuelas. La matrícula de las nuevas carreras ambientales de grado y posgrado diseminadas por todo el país explota. Todos los políticos cuentan con un “discurso ambiental”. En las escuelas, en las calles y en los espacios públicos se pueden leer consignas ambientales. Los organismos no gubernamentales que se dedican a temas ambientales son muchos y tienen un gran predicamento en la sociedad y en los medios.
En nuestra ciudad, Punta Alta, los ciudadanos viven afligidos por graves cuestiones ambientales tales como la contaminación de la ría, los basurales clandestinos, la sequía y tantos otros…
Y sin embargo:
- Los incendios en los Andes Patagónico-Fueguinos, en la estepa patagónica, en los montes peripampeanos y en muchos otros ambientes argentinos arrasan poblaciones, animales, vegetales y obras humanas, además de las esperanzas compartidas.
- Los bosques y selvas son talados cada día más por grandes empresas transnacionales disminuyendo nuestra amenazada biodiversidad.
- La minería a cielo abierto socava los suelos y también la Madre Tierra de los pueblos originarios y comunidades locales.
- La erosión de los suelos ya es el primer problema ambiental nacional como lo advierte desde hace décadas el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y condiciona en muchas regiones la sustentabilidad de los suelos merced al proceso de agriculturización.
- Riesgos tales como las inundaciones y sequías se agravan y extienden al compás del cambio climático y la ineficiencia gubernamental acechando tanto a las poblaciones marginales como a las poblaciones más privilegiadas desde el punto de vista socio-económico.
- La contaminación urbana no sólo arruina paisajes sino afecta la salud ambiental.
- En la eterna puja entre “bichos” y personas parece que van ganando los primeros a juzgar por la eclosión de nuevas enfermedades ya casi olvidadas como el cólera, el dengue o la tuberculosis.
- Cotidianamente en los medios de comunicación aparece el clamor de las personas castigadas por la localización de sus viviendas en cercanías de establecimientos industriales que no guardan normas ambientales primarias en la deposición de sus desechos, especialmente de aquellos que son peligrosos.
- Vastos paisajes rurales se ven disminuidos en su belleza por el eterno revolotear de bolsas de plástico –las he visto en Península Valdés, patrimonio de la humanidad- o la acumulación de montañas de lavarropas, heladeras y otros electrodomésticos oxidados –especialmente perceptibles en las periferias urbanas.
- Hedores insanos se difunden en los caminos periféricos adyacentes a grandes acumulaciones de desechos urbanos, como el “Camino del Buen Aire” –valga la contradicción- en la provincia de Buenos Aires.
- El ruido urbano en el centro de las ciudades y en las encrucijadas de tránsito de barrios periféricos deprime el espíritu, confunde las ideas y perjudica las actividades humanas.
- La biodiversidad tanto natural como cultural se ve acechada por los impactos ambientales de las “mega” obras humanas.
¿No son estos algunos ejemplos de la contradicción entre ecología y economía? En nuestro país es clave: el crecimiento económico no condice con la extensión y gravedad de los problemas ambientales argentinos. Antes eran poco reconocidos por la sociedad. Ahora la conciencia ha eclosionado y no es posible negarlos. Sin embargo, todavía hay una singular confusión social respecto a la jerarquía de estos problemas. En la escuela se enseña y en los medios se tratan con énfasis las cuestiones referidas a la mortandad de pingüinos por efecto del petróleo o a la muerte de peces en los arroyos y ríos contaminados. Pero, sin embargo, no se difunden con la misma intensidad y frecuencia los problemas referidos a la erosión y desertificación o no se da continuidad a la prevención de los riesgos naturales. Pareciera ser que hay consenso social respecto al problema ambiental en sentido amplio, pero también existe un divorcio entre el discurso y los hechos y aquí es donde empieza a tornarse central el papel de la educación ambiental.
La educación ambiental –con sus correlatos transversales en la educación geográfica- se ha concebido como un proceso de concientización y acción sociales sobre los problemas ambientales y sus alternativas de solución. Esta definición, palabras más palabras menos, es socialmente reconocida por la población en general, por quienes participan activamente en pro del ambiente –llamados “ambientalistas”-, por los profesionales y científicos expertos y por los educadores. Sin embargo, hay una distancia notable entre el discurso, es decir, lo que se manifiesta verbalmente y la acción, lo que se hace. La praxis parece no coincidir con las consignas consabidas porque de ser así no sería tan evidente el contraste entre los resultados económicos más felices y los indicadores de la Tierra amenazada consecuentes con el sobre-consumo y la pobreza, raíz de los problemas ambientales.
El saber ambiental es interdisciplinario y ha reunido un marco teórico de gran solidez como se puede advertir en el libro compilado por Enrique Leff, “Ciencias sociales y formación ambiental” (1994) cuya lectura recomiendo. Allí se define que este saber no es un ámbito nuevo del conocimiento o una nueva disciplina sino un campo de conocimiento en el que convergen los aportes de conceptos y metodologías de diversas ciencias que tratan los sistemas ambientales complejos que funcionan como conjuntos de interacciones entre las distintas esferas de la Tierra y el hombre.
La educación ambiental pudo insertarse en los contenidos a enseñar acordados en la escala nacional porque ese saber ambiental estaba desarrollado en los ambientes académicos y profesionales. Es así como todas las áreas curriculares del sistema educativo nacional cuentan con contenidos reconocidos por su carácter ambiental. Como se ha repetido una y mil veces la dimensión ambiental se ha insertado ampliamente en lo que se quiere enseñar y tanto los libros de texto como todo otro tipo de materiales didácticos reflejan esa difusión cultural de lo ambiental. Sin embargo, a mi criterio, es posible notar el déficit del conocimiento cabal y profundo sobre los problemas ambientales. En realidad se revela un conocimiento somero, más bien declarativo de docentes, alumnos y comunidad educativa en general sobre los problemas ambientales pero no una formación que culmine en acciones preventivas o activas en pro de solucionarlos. En contrapartida, se advierte el hecho positivo de que día a día aumenta la participación ciudadana a través de foros, actividades comunitarias, clubes, bibliotecas populares, fundaciones, etc.; pero con esto no basta.
En cambio de ocuparnos a tiempo de que las poblaciones en riesgo ambiental por la localización de sus viviendas, trabajos o itinerarios ambientales coincidentes con la distribución geográfica de alguna anomalía de la naturaleza en su relación con la sociedad –inundación, contaminación, vulcanismo, tornado, entre otras- sean advertidas de los próximos eventos que podrían afectarlos; lo hacemos “a posteriori”.
En cambio de advertir a los productores agropecuarios que no avancen con sus explotaciones sobre áreas en riesgo de sequía o inundación, desde las políticas gubernamentales se promueven la agricultura y la ganadería especulativas. Luego se lamentan las pérdidas de cosechas o la liquidación de vientres.
En cambio de localizar las nuevas obras de infraestructura previa evaluación de sus impactos ambientales o de construir nuevos establecimientos en las áreas donde la lógica geográfica así lo indica, lamentamos las consecuencias calamitosas de los embalses en la población y el paisaje o deberemos erradicar en un futuro próximo nuevos establecimientos educativos construidos sobre “lagos” subterráneos de arsénico en una provincia de la Argentina árida.
En suma, actuamos sin previsión, no advertimos a sabiendas porque los profesionales responsables y los científicos lo han escrito y difundido, no enseñamos lo suficiente sobre el tema. Porque en caso contrario, los problemas estarían en vías de solución o, por lo menos sus consecuencias, no serían tan nefastas.
Convengamos en que hay déficits notables en política y educación ambientales. La política ambiental de la última década ha sido pródiga en la Argentina en promulgación de leyes, redacción y publicación de documentos y convocatoria a reuniones, seminarios y congresos a instituciones y profesionales que han producido toneladas de informes y publicaciones. En definitiva, se ha concretado una gran burocracia ambiental. Todos estos papeles escritos podrían ser devorados por los intermitentes incendios forestales del sur y centro del país. Por lo demás, hay déficit de aviones para apagar esos infiernos y las poblaciones estarían igualmente a merced esos riesgos ambientales.
En relación con los riesgos es notorio que los sistemas de alerta no funcionan. Agradezcamos que nuestro país se halle exento del recorrido de huracanes y ciclones porque si tuviéramos que evacuar grandes ciudades las catástrofes humanas serían noticia de primera plana mundial al estilo de los ciclones asiáticos o las sequías africanas. Ni qué hablar sobre la prevención sísmica.
A pesar de que nuestra baja densidad demográfica disminuye el número de víctimas frente a las catástrofes naturales y tecnológicas, refugiados ambientales siempre hay en la Argentina aunque no se difunda su sufrimiento. Entre ellos puedo mencionar a las poblaciones afectadas por la sequía de 1999 en la región chaqueña que las obligó a concentrarse cerca de las áreas donde el abastecimiento de agua era posible porque su ganado moría y sus suelos se resquebrajaban. Lamentablemente esta dramática situación humana no fue noticia en nuestros medios de difusión tan concentrados en las noticias económicas, políticas o de la farándula mediática.
Esta ardua trama ambiental argentina también tiene consecuencias educativas. Hay un desequilibrio notorio entre la densidad de temas ambientales incluidos en el curriculum vigente y la posibilidad que tienen los docentes de enseñar esos múltiples contenidos. Con muy buen criterio se ha explicado que la educación ambiental requiere un compromiso no sólo curricular sino también institucional y comunitario o social. Pero sin embargo las condiciones en que se desenvuelven las comunidades y las instituciones educativas no promocionan estas acciones. Para enseñar problemas ambientales y alternativas de solución los docentes tienen que tener tiempo institucional para, por ejemplo, aprender las nuevas tecnologías informáticas que los ayudarán a mostrar mapas de riesgo ambiental o para planificar actividades interdisciplinares en combinación con otros docentes representativos de distintas áreas del currículum. Estas condiciones primarias todavía no están dadas y la formación docente estuvo exenta del saber ambiental porque simplemente éste no estaba avanzado cuando estudiaron las actuales camadas que se hallan al frente de clase. Por ello la capacitación docente en educación ambiental es central y surtirá efectos positivos en términos de calidad cuando sea permanente y de gran articulación disciplinar y didáctica.
lunes, 22 de marzo de 2010
domingo, 21 de marzo de 2010
Cine en Numen: "Entre los Muros", Por Héctor Correa
Dirigida por Laurent Cantet, con François Bégaudeau, Nassim Amrabt, Laura Baquela, Cherif Bounaïdja Rachedi, Juliette Demaille, Dalla Doucoure, Arthur Fogel, Damien Gomes.
Palma de Oro en Cannes (2008), cuyo jurado estuvo presidido por el norteamericano Sam Pean.
Este director también filmó: “Hacia el sur”, “El empleo del tiempo” y “Recursos humanos”.
François Bégaudeau, “el maestro” en este film, y autor también de la novela que luego Cantet trans-forma en film, se interna en el mundo de la educación, o más bien, en ese escenario o espacio tan par-ticular donde los adolescentes concurren para obtener algo de educación. “Entre les murs” es el título en francés, y algunos lo han traducido también como “El aula”. Preferimos la otra traducción “Entre los muros”, por dos sencillas razones, una porque las acciones se desenvuelven entre las paredes de un colegio y con una escasa matrícula (escasos o pocos alumnos) como podrán observar, y la otra porque es el espacio donde la intimidad de las pequeñas o grandes tragedias que viven los adolescentes, pro-tagonistas de este film, cobran su verdadera o real dimensión, mal que les pese a algunos adultos, pro-fesores o no, que minimizan las problemáticas juveniles y creen que el aula está aislada o es ajena a las grandes complicaciones o deformaciones de la sociedad, y con esto me refiero a las relaciones tan particulares que establecen con los medios (televisión, cine, radio), y con las nuevas tecnologías (in-ternet, informática, celular, juegos electrónicos, etc.). La estrecha vinculación escuela-familia, es tan vieja y tan obvia, que sería tema de otro gran debate. Aquí se trata de poner las cosas en su lugar. Por lo tanto los muros del aula concentran y sintetizan el universo donde los hombres viven, sufren, se castigan y se matan.
El tema de los diálogos profesor-alumnos acapara una gran parte de la película , no hay duda. Algunos críticos la han analizado como paradigmática en cuanto a ese intercambio, a veces un tanto incoheren-te o esquizoide, entre los profesores y los imberbes interlocutores. Nosotros, desde este blog, vamos a focalizar su tratamiento desde la perspectiva del impacto o la influencia de la culturas postmodernas, mediatizadas, tecnificadas, deshumanizadas, y decadentes también de la Europa de siempre. ¿Con relación a qué? Esa es la pregunta. Y nos contestamos: con relación al hombre, al hombre íntegro, al hombre considerado en relación a su prójimo, al otro, a su igual. Desde este punto de vista el film nos remite a otros films. No es cierto que es un tema trillado, harto abordado en la historia del cine. Es cierto, sí, que se lo ha filmado desde un ángulo emocional, romántico y anodino, como las dos versio-nes de “Adiós, Mr. Chips”, donde se observa el hipócrita sistema educativo inglés entre victoriano e híper-conservador, o desde la heroicidad del profesor “súper” como “La sociedad de los poetas muer-tos”, del australiano Peter Weir. Entre estos dos demagógicos estilos de encarar la cuestión, tenemos “If” del inglés Lindsay Anderson donde confluye y se asimila la disciplina con la violencia, “Semilla de maldad” del norteamericano Richard Brook, su secuela “Al maestro con cariño” de James Clavell, “The Wall” del inglés Alan Parker, “Padre Padrone” de los hermanos (italianos) Taviani, Paolo y Vic-torio, Martin Ritt (estadounidense) con su film “Conrack”, “Shunko” del chileno, que filmó en nuestro país, Lautaro Murúa, creo que también se podría incluir “El señor de las moscas” de la novela de Wi-lliam Golding, “Ser y Tener” del francés Nicolas Philibert, o ésta última por supuesto, motivo de esta nota. Todas -puede ser que existan más-, de alguna manera han desmitificado ya sea el sistema en el que se asienta su visión de esa relación alumno-profesor, no siempre asimétrica o desjerarquizada, o han ensalzado, con un conservadurismo anacrónico, los aparatos educacionales, en su afán de esconder bajo la alfombra uno de los problemas más críticos y acuciantes de nuestra sociedad: qué educación le damos a nuestros hijos. Todo un tema.
Sigamos, la película, decíamos, se asienta en los diálogos, intensos, tensos, nerviosos, hasta violentos, que el profesor sostiene con sus alumnos. Pero qué alumnos. No son chicos de familias humildes de la Francia moderna, ni delincuentes juveniles, como le gusta mostrar al cine norteamericano, ni de fami-lias pudientes, de clase media alta o aristócratas, como le gustó siempre, al cine inglés, usar como ejemplo de decadencia político-social de su sociedad; en realidad son, en su mayoría adolescentes provenientes de países con los cuales Europa mantiene uno de los fenómenos más terribles de su histo-ria: la inmigración de los países africanos y asiáticos. Negros, musulmanes, chinos, vietnamitas, etc., etc., etc. En este contexto, de la multiculturalidad más acendrada, se desarrolla “Entre los muros”. Y en verdad el tema pasa a otro eje de atención mucho más profundo y crítico: lo étnico, su relación con la Europa, y el impacto en su sistema educativo, social, cultural, político y económico ¿De qué manera este fenómeno influyó en “el maestro”, François Bégaudeau, autor del libro? Podemos sospechar que le produjo un cierto problema de conciencia, hasta tal punto, que no creemos que le haya encontrado algún tipo de solución, ya que, y lo podemos observar en las reuniones de profesores del colegio, y en el mismo tribunal de disciplina, la situación se torna como descontrolada y sin un futuro promisorio, al menos para esos alumnos, algunos de ellos indocumentados o ilegales. Por lo tanto es así también para la sociedad francesa, descontrolada y desesperanzadora.
Hemos hablado, en otras oportunidades qué pensamos acerca de la televisión, su calidad, su naturale-za, y su relación con el arte y la educación. Y partimos de una premisa irrefutable, el mayor fracaso de la educación, al menos en nuestro país, se ha dado en las escuelas y en los proyectos para utilizar la T.V. en las aulas. Creo que lo mismo va a suceder con la informática, internet y, por supuesto, el celu-lar. Los medios, salvo honrosas excepciones, o casos aislados, por la deformación que en sus últimos años se ha venido produciendo, producto de la comercialización de sus productos y los intereses de centros de información ubicados en otros países más poderosos, más preocupados por el aspecto eco-nómico-financiero que en la educación de sus propios hijos y nietos, no han constituido una alternativa educativa-cultural de peso a la hora de efectuar la selección concreta y eficaz de los contenidos y las formas para los intereses del niño y el adolescente. Y sin entrar en una visión moralizante, ni de una fácil actitud enjuiciadora, sobre el cine y la TV, ambos nos han dado muestras ejemplificadoras de sus intereses comerciales y afines a la gran industria de las imágenes, no radicadas precisamente en nues-tro país.
Con respecto a la utilización de las nuevas tecnologías en la educación, mucho se ha dicho, mucho se ha tratado de hacer y pocos resultados se han obtenido que no sea una pseudo-legislación sobre el ce-lular y el uso de internet en las aulas, recurso tecnológico que fuera de los muros escolares se torna en juego y auto-erotización irresponsable del adolescente y hasta del niño. Quizá habría que leer mejor y un poco más a Marshall McLuhan. Y a propósito lo cito:
“El choque de los medios antiguos con los nuevos, hoy, es anárquico y nihilista. Por ejemplo, lo que se llama ≪Muerte de Dios≫ es la transición de las imágenes newtonianas a las einsteianas, y el relojero cósmico, para la imaginación popular, se ha convertido en un transistor. The New York Times cita al Dr. H. M. Kormos: ≪Con estos chicos se tiene una sensación de vacío… la sensación auténtica de que la vida tiene poco que ofrecer, y hablan constantemente de la tristeza y la monotonía de la vida cotidiana≫… Del mismo modo que los japoneses insisten en que no es el té sino el rito lo que da significado, el Dr. Kormos indicó que el sistema de la participación colectiva y el compartir la droga es lo que da ≪un sentido de pertenencia e identidad que puede ser más importante para el estudiante que los efectos de la droga≫.”
Esto fue escrito en 1968, en su libro “Guerra y paz en la aldea global”, que muchos conocen.
Al respecto cabe transcribir una nota aparecida en el diario La Nación no hace mucho:
Educar con entusiasmo
Cómo hacer atractiva la exigencia
Enrique Rojas
Para LA NACION
Miércoles 20 de mayo de 2009
MADRID.- Educar es entusiasmar con los valores. Estamos en un momento en el que mucha gente joven está perdida, sin saber a dónde ir.
Estar perdido es no tener rumbo. Ir tirando a ver qué pasa. Veo mucha gente joven así. Y no hablo sólo de nues-tro país. McLuhan habló del planeta global.
¿Por dónde debemos empezar? Los edificios que no se caen son los que tienen unas bases firmes, unas raíces sólidas. Lo primero de todo es la formación. Educar, convertir a alguien en persona. Educar es conseguir seres humanos con dignidad y criterio. Educar es seducir con modelos sanos, atractivos, coherentes y llenos de huma-nidad.
Por ahí debemos comenzar. Ejemplos de vidas llenas de sentido, atractivas, que nos empujen, que arrastren nuestra conducta en esa dirección. Educar es atraer por encantamiento y por ejemplaridad.
El gran educador moderno está enfermo y con mal pronóstico: la televisión.
Y no hay ningún indicador que nos diga que va a cambiar en positivo.
Pero la primera fuente educativa, en la que todo debe arrancar, es la familia. La familia debe ser una escuela en la que uno se sabe querido por lo que es, y no por lo que tiene. Una familia sana es la primera escuela en la que uno recibe lecciones que no se olvidan.
Si la familia funciona, la persona va a tener un edificio construido con materiales resistentes. Allí hay un mundo mágico y decisivo. Porque la primera piedra de la educación es la formación. Adquirir una buena formación, en general, es distinguir lo que es bueno de lo que es malo; tener criterio; saber a qué atenerse; discernimiento: aprender a penetrar en la realidad distinguiendo lo que es mejor y más positivo para escoger ese camino.
La formación hospeda en su interior distintos ingredientes. Hay dos notas principales que no quiero dejarme en el tintero, por eso quiero plasmarlas cuanto antes: la formación humana y la espiritual. La primera aspira a que lleguemos a tener un comportamiento propio de seres humanos y, dentro de ese plano, se abren tres grandes notas: la inteligencia, la afectividad y la voluntad. Para mí ellas constituyen el subsuelo desde dónde debe arrancar la condición humana. Cada una de ellas tiene un largo recorrido.
La inteligencia es la capacidad de síntesis; saber distinguir lo accesorio de lo fundamental. Desde pequeños, hay que enseñar a pensar, a tener espíritu crítico y a formular argumentos que defiendan nuestras ideas y creencias. Hay muchos tipos de inteligencia y, en general, unas y otras no se llevan bien; parece como si poseer unas, ex-cluyera a otras. Inteligencia teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, creativa, inteligencia emo-cional (tan de moda hoy, desde el libro de Goleman), fenicia, instrumental, matemática? e inteligencia para la vida (saber gestionar del mejor modo posible la propia trayectoria). Todas tiene un lugar común, captar la rea-lidad desde diversos ángulos.
La inteligencia se nutre de la lectura. Fomentar este hábito es esencial. Hoy a todos nos cuesta más, pues esta-mos en la era de la imagen. Pero hay que intentarlo. Un par de libros siempre cerca, alternándolos. Y la curiosi-dad como ingrediente esencial. La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico es al cuerpo.
La afectividad: ese sentido pura sangre que recorre nuestra persona y que se manifiesta por medio de los sen-timientos, las emociones y las pasiones. Tener una buena formación sentimental significa capacidad para dar y para recibir amor. Uno de los puntos básicos, en este sentido, es aprender a expresar sentimientos: desde dar las gracias, mostrar afecto, saber que la palabra bien empleada es puente de comunicación: te quiero, te nece-sito, perdóname, ayúdame en este asunto, necesito hablar contigo, tengo un problema y necesito que me orien-tes. Todo eso cultiva, hace prosperar el mundo sentimental, y le da fuerza y consistencia.
En tercer lugar, la formación humana tiene un elemento decisivo, clave, de una importancia a la larga de gran alcance: la voluntad.
¿Qué es la voluntad, en qué consiste, qué características tiene? Voluntad es la capacidad para ponernos metas, objetivos y luchar a fondo por ir consiguiéndolos. Con la voluntad no se nace, sino que uno la cultiva, la trata, se empeña por ir incluyéndola en la conducta personal, contra viento y marea.
La voluntad es la determinación, la firmeza, el esfuerzo deportivo por conquistar cimas de cierto nivel que nos ayuden a crecer como personas. Y ésta, a su vez, se compone de una serie de ingredientes que son muy impor-tantes: el orden, la constancia y la motivación.
Yo les llamo a todos esos elementos la inteligencia instrumental, porque son las alas que hacen volar alto a la inteligencia? las joyas de la corona. No hago lo que me apetece ni lo que me pide el cuerpo, sino lo que es mejor para mí, aquello que me hace crecer como persona.
La formación espiritual significa la rebeldía del que no quiere vivir como un animal, sino como una persona. Hoy lo políticamente correcto es no creer en casi nada, todo light , ligero, liviano, sin compromiso con nada? es el posmodernismo: una vida sin valores ni convicciones, suspendida en el relativismo y la permisividad.
La espiritualidad bien entendida nos hace crecer en humanidad y nos lleva a ver al otro en toda su dignidad. Expulsar a Dios de la vida personal, porque está de moda y se lleva y eso es lo que hay, no hace más libre ni a las personas ni a la sociedad. Eso lleva a lo que estamos viendo hoy tan a menudo, un vacío espiritual enorme.
Sólo un profundo sentido espiritual de la vida, moderno, abierto, liberal?, pero firme como la tierra sólida que pisamos, es capaz de cambiar en profundidad el corazón del ser humano. Esta sociedad está muy perdida en lo básico. Hablaría de esto con detalle, pero ahora dejo sólo apuntada esta idea para el que quiera recogerla. Pero lo resumiría de este modo: la persona espiritual lo juzga todo.
No quiero alargarme para no hacer muy extenso este artículo. Cuanto más vale una persona, más valora a los demás. Y al revés. No hay secretos para el éxito, éste se alcanza con preparación progresiva, trabajando con minuciosidad sobre uno mismo, sacando lecciones de los fracasos y procurando tener un modelo de identidad, esos ejemplos de vida lejanos o cercanos, que tiran, arrastran, empujan en esa dirección para conseguir hacer una pequeña obra de arte de la vida personal.
Querer es poder. Voy contra corriente. No me importa, sé que son tiempos difíciles, en los que hay mucha gente desorientada, pero que puede ser reconducida. En el libro de Chesterton El hombre eterno , el autor habla de ir contra la corriente, y dice lo siguiente: cuando uno va navegando por un río de cierto caudal a favor de la co-rriente, ésta lo lleva a uno rápida y fluidamente, pero se corre el riesgo de ir tan bien, que uno se duerme y se puede caer al agua y ahogarse. Por el contrario, cuando uno está acostumbrado a ir contra la corriente, hay que luchar y esforzarse y resistir, y cada pequeña victoria es un triunfo? el agua salpica a la cara y es difícil seguir, pero la pasión por avanzar es mayor, así se fortalece la postura.
Para ir contra la corriente hoy hay que estar bien formado y tener ideas claras, y criterios coherentes y sólidos para no dejarse llevar por una sociedad herida por el consumismo y manipulada por los medios de comunica-ción.
El ser humano es el capital más preciado. La crisis económica es nada comparada con la crisis moral. No saber para dónde tirar ni a qué atenerse es mucho más grave. Una educación permisiva y relativista se sitúa lejos de la voluntad y la buena orientación, y destruye el vigor del alma y del cuerpo.
El autor es un catedrático español en Psiquiatría, autor del libro Quién eres.
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Comparémosla con esta otra, también tomada del mismo diario argentino:
Entrelíneas
Educación: remedio social infalible
Entre los muros, el film de Cantet, demuestra que las contradicciones del presente obligan a reforzar la acción docente
Noticias de Espectáculos
Domingo 19 de abril de 2009
Por Pablo Sirvén
Mucha gente pasa por esta vida y muere sin enterarse del sentido más profundo que tiene la escuela en la for-mación de los seres humanos. Como hay allí en primer plano una cantidad de materias para aprender dispues-tas como en una suerte de competencia deportiva, por momentos feroz, que califica a los más aptos y hace sufrir o expulsa a los que menos asimilan, se tiende a pensar que lo primordial del colegio es inculcar nociones concretas sobre matemática, lengua, geografía, historia, física, rudimentos de algún idioma, etcétera, y que enseña lo básico -aprender a leer, escribir y contar-, aderezado por una pátina ligera de conocimientos genera-les, base de la ilustración de cada individuo, a través de cuyo árido recorrido suelen despabilarse genuinas voca-ciones.
Con todo lo importante que resulta lo mencionado es todavía mucho más crucial lo que subyace debajo de ese andamiaje rígido de aprendizajes y evaluaciones. Allí se nos enseña por sobre todo, o debería enseñarse, a con-vivir en la diversidad, a tolerar y comprender las diferencias de y con los otros, a ser solidarios, a disciplinar el cuerpo y el ánimo en exigencias que serán esenciales para desempeñarse más tarde en el mercado laboral (res-peto por los horarios, entender los mecanismos de la autoridad y hasta aguantar a las jefaturas caprichosas, cumplir con las tareas encomendadas y presentarse con vestimenta y aseo adecuados), a trabajar en equipo, a consensuar posturas, a entender que nosotros debemos adaptarnos al mundo (y no el mundo a nosotros), a respetar las reglas instituidas y a cultivarnos con espíritu autocrítico. En una palabra, se aprende en la escuela a ser ciudadano o se pierde la oportunidad para siempre de serlo, convirtiéndose en un paria social, sin distinción de clases, porque si no se cultivan las sensibilidades en la niñez y en la adolescencia, tanto embrutece humana-mente la pobreza extrema como la riqueza absoluta.
* * *
Se estrenó el jueves Entre los muros , la película de Laurent Cantet ( El empleo del tiempo , Recursos humanos ) que muestra en carne viva, sin efectismos ni planteos aleccionadores, lo difícil que es llevar adelante todo lo dicho anteriormente hoy en día. Pero, he ahí, en todo caso, una de las enseñanzas implícitas más valiosas del film ganador, en muy buena ley, de la Palma de Oro en el último festival de Cannes: la vida es el arte de lo posi-ble y para transitarla con algún éxito hay que desengancharse de ciertos preconceptos rígidos e idealizados que todos tenemos, y en los que pretendemos encajar la realidad, y procurar, en cambio, abrirnos, intentar entender a los demás, saberlos escuchar y hasta, incluso, aprender de ellos, desviando la enorme energía que derrocha-mos en irritarnos, y en irritar a los otros, hacia la búsqueda de algunos indispensables consensos que demanda la convivencia en sociedad.
François Bégaudeu es docente y escribió el libro que inspiró la película de Cantet, en algunas de cuyas experien-cias se basa, pero lo más interesante es que aceptó el desafío de protagonizarla haciendo casi de él mismo, un profesor amplio y audaz que se carga sobre sus espaldas un bravo alumnado multiétnico en un colegio de un barrio marginal de París. Lo más rico es la frescura con que se desarrollan las tensiones y contradicciones psico-lógicas, culturales y educativas que acechan y se entrecruzan entre los jóvenes entre sí, con el maestro y vice-versa y, a su vez, las repercusiones que provoca en el tribunal de disciplina de la escuela, integrado por el cuerpo de docentes y los directivos, que fluctúan entre las rigideces de sus propias normas e hipócritas poses de su-puesto liberalismo.
* * *
Mientras aquí el discurso político se resiente día tras día (ocultamiento de índices económicos y, ahora también, de salud; interpretación aviesa de leyes y textos constitucionales en provecho propio; agresividad en palabras o hechos hacia quienes piensan distinto, clientelismo desembozado) y la institución escolar colapsa (conflictos gremiales, distritos sin clase, escuelas en pésimas condiciones, empeoramiento de la calidad de la enseñanza), la falta de horizontes, la expansión de la miseria, la circulación creciente de la droga y el endiosamiento cons-tante de la violencia en el cine, la TV y los videojuegos provocan un cóctel explosivo.
No es casual que en este contexto tan inquietante se multipliquen episodios como el de la feroz pelea, con ladri-llazos, balas y puntazos, desatada entre dos pandillas de adolescentes dentro de una escuela santiagueña el jueves último, y que en ese caldo de cultivo, lamentablemente, fermente la inseguridad que tanto nos preocupa a todos.
"Nos interesa que los medios ayuden a que la educación, los chicos y los adolescentes se instalen en la agenda pública de la sociedad", exhorta Roxana Morduchowicz, directora del Programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación.
La licenciada Mirta Romay, creadora de la señal educativa Formar y que desarrolla desde hace años contenidos multimedia volcados hacia la educación, se concentra ahora en Tucumán: "Estamos capacitando a una gran masa de agentes sociosanitarios, madres cuidadoras, referentes sociales que trabajan con la infancia, volunta-rios en su mayoría sin formación, que hay que profesionalizar, ofreciéndoles recursos culturales".(el subrayado es nuestro)
Allí, la pantalla de Canal 10 posibilitará la ampliación del plan que, ojalá, trascienda la elección del 28 de junio. Se dijo ya muchas veces, y hay que repetirlo una y otra vez: sin educación no hay futuro. Pero hay algo peor: sin educación tampoco hay presente.
psirven@lanacion.com.ar
El análisis del film es correcto, nos parece. Pero quedémonos con lo subrayado por nosotros, ya que se relaciona estrechamente con los objetivos finales y la labor del estado y la TV en la educación de nuestros chicos, niños y adolescentes. Me atrevo a una sola afirmación como conclusión final: el ma-yor fracaso de la TV en nuestro país fue con respecto a su misión en la labor educativa. Me remito a las palabras o a lo escrito por el psiquiatra Enrique Rojas, el gran educador no fue tal. Y si no quedé-monos con lo que le dejan hacer a Tinelli.
Nos fuimos un poco del cine y de la película que estamos comentando. Creo que vale la pena incur-sionar, de vez en cuando, sobre temas que, en última instancia, constituyen los fundamentos de las cuestiones que estamos tratando y abordamos permanentemente en este blog dedicado al análisis y el pensamiento cinematográfico. El cine que pretendemos destacar se asienta, no sólo en lo formal, esto es la estética del encuadre, la planificación, cómo se arma la escena, cómo se enlazan y se en-tretejen (montaje) para determinar la secuencia, y cómo el desarrollo armónico y rítmico de éstas van configurando, desplegando la historia que el realizador tiene en mente o en un guión, con sus leyes y pautas que también deben ser valorizadas para ver si es coherente con las intenciones semánticas y conceptuales del autor. También nos interesa -y mucho más, a veces-, todo ese caudal de ideas y concepciones que se esconden o se muestran explícitamente, denotan o connotan, en la narración, que forman parte, sin duda, de lo que piensa el director sobre el hombre y el mundo en el que vive, condicionan la naturaleza del film, constituyéndose, junto con lo formal, en la esencia de la obra.
Es notorio que al director de “Entre los muros” le interesan estos asuntos, el adolescente frente a los medios, al avance de la tecnología, y las intenciones, claras o inciertas, de aprovecharlas para su me-jor educación o formación. Pero le interesa aún más, aquel adolescente que sufre la inserción en la sociedad francesa, una sociedad no muy sana, incoherente y nihilista frente a sus propias ventajas, pero más frente a los inmigrantes, o sea, a aquellos que por una razón u otra, producto del avance de la Europa sobre los continentes empobrecidos, colonizados y despojados, ven en ese país (Francia) como único espacio para sentirse humano. Quizá se olviden que ese país los condenó, los abandonó y los mutiló en su esencia y sentido de vivir. Toda una paradoja. Y es el sentido último de este film, sin duda.
Palma de Oro en Cannes (2008), cuyo jurado estuvo presidido por el norteamericano Sam Pean.
Este director también filmó: “Hacia el sur”, “El empleo del tiempo” y “Recursos humanos”.
François Bégaudeau, “el maestro” en este film, y autor también de la novela que luego Cantet trans-forma en film, se interna en el mundo de la educación, o más bien, en ese escenario o espacio tan par-ticular donde los adolescentes concurren para obtener algo de educación. “Entre les murs” es el título en francés, y algunos lo han traducido también como “El aula”. Preferimos la otra traducción “Entre los muros”, por dos sencillas razones, una porque las acciones se desenvuelven entre las paredes de un colegio y con una escasa matrícula (escasos o pocos alumnos) como podrán observar, y la otra porque es el espacio donde la intimidad de las pequeñas o grandes tragedias que viven los adolescentes, pro-tagonistas de este film, cobran su verdadera o real dimensión, mal que les pese a algunos adultos, pro-fesores o no, que minimizan las problemáticas juveniles y creen que el aula está aislada o es ajena a las grandes complicaciones o deformaciones de la sociedad, y con esto me refiero a las relaciones tan particulares que establecen con los medios (televisión, cine, radio), y con las nuevas tecnologías (in-ternet, informática, celular, juegos electrónicos, etc.). La estrecha vinculación escuela-familia, es tan vieja y tan obvia, que sería tema de otro gran debate. Aquí se trata de poner las cosas en su lugar. Por lo tanto los muros del aula concentran y sintetizan el universo donde los hombres viven, sufren, se castigan y se matan.
El tema de los diálogos profesor-alumnos acapara una gran parte de la película , no hay duda. Algunos críticos la han analizado como paradigmática en cuanto a ese intercambio, a veces un tanto incoheren-te o esquizoide, entre los profesores y los imberbes interlocutores. Nosotros, desde este blog, vamos a focalizar su tratamiento desde la perspectiva del impacto o la influencia de la culturas postmodernas, mediatizadas, tecnificadas, deshumanizadas, y decadentes también de la Europa de siempre. ¿Con relación a qué? Esa es la pregunta. Y nos contestamos: con relación al hombre, al hombre íntegro, al hombre considerado en relación a su prójimo, al otro, a su igual. Desde este punto de vista el film nos remite a otros films. No es cierto que es un tema trillado, harto abordado en la historia del cine. Es cierto, sí, que se lo ha filmado desde un ángulo emocional, romántico y anodino, como las dos versio-nes de “Adiós, Mr. Chips”, donde se observa el hipócrita sistema educativo inglés entre victoriano e híper-conservador, o desde la heroicidad del profesor “súper” como “La sociedad de los poetas muer-tos”, del australiano Peter Weir. Entre estos dos demagógicos estilos de encarar la cuestión, tenemos “If” del inglés Lindsay Anderson donde confluye y se asimila la disciplina con la violencia, “Semilla de maldad” del norteamericano Richard Brook, su secuela “Al maestro con cariño” de James Clavell, “The Wall” del inglés Alan Parker, “Padre Padrone” de los hermanos (italianos) Taviani, Paolo y Vic-torio, Martin Ritt (estadounidense) con su film “Conrack”, “Shunko” del chileno, que filmó en nuestro país, Lautaro Murúa, creo que también se podría incluir “El señor de las moscas” de la novela de Wi-lliam Golding, “Ser y Tener” del francés Nicolas Philibert, o ésta última por supuesto, motivo de esta nota. Todas -puede ser que existan más-, de alguna manera han desmitificado ya sea el sistema en el que se asienta su visión de esa relación alumno-profesor, no siempre asimétrica o desjerarquizada, o han ensalzado, con un conservadurismo anacrónico, los aparatos educacionales, en su afán de esconder bajo la alfombra uno de los problemas más críticos y acuciantes de nuestra sociedad: qué educación le damos a nuestros hijos. Todo un tema.
Sigamos, la película, decíamos, se asienta en los diálogos, intensos, tensos, nerviosos, hasta violentos, que el profesor sostiene con sus alumnos. Pero qué alumnos. No son chicos de familias humildes de la Francia moderna, ni delincuentes juveniles, como le gusta mostrar al cine norteamericano, ni de fami-lias pudientes, de clase media alta o aristócratas, como le gustó siempre, al cine inglés, usar como ejemplo de decadencia político-social de su sociedad; en realidad son, en su mayoría adolescentes provenientes de países con los cuales Europa mantiene uno de los fenómenos más terribles de su histo-ria: la inmigración de los países africanos y asiáticos. Negros, musulmanes, chinos, vietnamitas, etc., etc., etc. En este contexto, de la multiculturalidad más acendrada, se desarrolla “Entre los muros”. Y en verdad el tema pasa a otro eje de atención mucho más profundo y crítico: lo étnico, su relación con la Europa, y el impacto en su sistema educativo, social, cultural, político y económico ¿De qué manera este fenómeno influyó en “el maestro”, François Bégaudeau, autor del libro? Podemos sospechar que le produjo un cierto problema de conciencia, hasta tal punto, que no creemos que le haya encontrado algún tipo de solución, ya que, y lo podemos observar en las reuniones de profesores del colegio, y en el mismo tribunal de disciplina, la situación se torna como descontrolada y sin un futuro promisorio, al menos para esos alumnos, algunos de ellos indocumentados o ilegales. Por lo tanto es así también para la sociedad francesa, descontrolada y desesperanzadora.
Hemos hablado, en otras oportunidades qué pensamos acerca de la televisión, su calidad, su naturale-za, y su relación con el arte y la educación. Y partimos de una premisa irrefutable, el mayor fracaso de la educación, al menos en nuestro país, se ha dado en las escuelas y en los proyectos para utilizar la T.V. en las aulas. Creo que lo mismo va a suceder con la informática, internet y, por supuesto, el celu-lar. Los medios, salvo honrosas excepciones, o casos aislados, por la deformación que en sus últimos años se ha venido produciendo, producto de la comercialización de sus productos y los intereses de centros de información ubicados en otros países más poderosos, más preocupados por el aspecto eco-nómico-financiero que en la educación de sus propios hijos y nietos, no han constituido una alternativa educativa-cultural de peso a la hora de efectuar la selección concreta y eficaz de los contenidos y las formas para los intereses del niño y el adolescente. Y sin entrar en una visión moralizante, ni de una fácil actitud enjuiciadora, sobre el cine y la TV, ambos nos han dado muestras ejemplificadoras de sus intereses comerciales y afines a la gran industria de las imágenes, no radicadas precisamente en nues-tro país.
Con respecto a la utilización de las nuevas tecnologías en la educación, mucho se ha dicho, mucho se ha tratado de hacer y pocos resultados se han obtenido que no sea una pseudo-legislación sobre el ce-lular y el uso de internet en las aulas, recurso tecnológico que fuera de los muros escolares se torna en juego y auto-erotización irresponsable del adolescente y hasta del niño. Quizá habría que leer mejor y un poco más a Marshall McLuhan. Y a propósito lo cito:
“El choque de los medios antiguos con los nuevos, hoy, es anárquico y nihilista. Por ejemplo, lo que se llama ≪Muerte de Dios≫ es la transición de las imágenes newtonianas a las einsteianas, y el relojero cósmico, para la imaginación popular, se ha convertido en un transistor. The New York Times cita al Dr. H. M. Kormos: ≪Con estos chicos se tiene una sensación de vacío… la sensación auténtica de que la vida tiene poco que ofrecer, y hablan constantemente de la tristeza y la monotonía de la vida cotidiana≫… Del mismo modo que los japoneses insisten en que no es el té sino el rito lo que da significado, el Dr. Kormos indicó que el sistema de la participación colectiva y el compartir la droga es lo que da ≪un sentido de pertenencia e identidad que puede ser más importante para el estudiante que los efectos de la droga≫.”
Esto fue escrito en 1968, en su libro “Guerra y paz en la aldea global”, que muchos conocen.
Al respecto cabe transcribir una nota aparecida en el diario La Nación no hace mucho:
Educar con entusiasmo
Cómo hacer atractiva la exigencia
Enrique Rojas
Para LA NACION
Miércoles 20 de mayo de 2009
MADRID.- Educar es entusiasmar con los valores. Estamos en un momento en el que mucha gente joven está perdida, sin saber a dónde ir.
Estar perdido es no tener rumbo. Ir tirando a ver qué pasa. Veo mucha gente joven así. Y no hablo sólo de nues-tro país. McLuhan habló del planeta global.
¿Por dónde debemos empezar? Los edificios que no se caen son los que tienen unas bases firmes, unas raíces sólidas. Lo primero de todo es la formación. Educar, convertir a alguien en persona. Educar es conseguir seres humanos con dignidad y criterio. Educar es seducir con modelos sanos, atractivos, coherentes y llenos de huma-nidad.
Por ahí debemos comenzar. Ejemplos de vidas llenas de sentido, atractivas, que nos empujen, que arrastren nuestra conducta en esa dirección. Educar es atraer por encantamiento y por ejemplaridad.
El gran educador moderno está enfermo y con mal pronóstico: la televisión.
Y no hay ningún indicador que nos diga que va a cambiar en positivo.
Pero la primera fuente educativa, en la que todo debe arrancar, es la familia. La familia debe ser una escuela en la que uno se sabe querido por lo que es, y no por lo que tiene. Una familia sana es la primera escuela en la que uno recibe lecciones que no se olvidan.
Si la familia funciona, la persona va a tener un edificio construido con materiales resistentes. Allí hay un mundo mágico y decisivo. Porque la primera piedra de la educación es la formación. Adquirir una buena formación, en general, es distinguir lo que es bueno de lo que es malo; tener criterio; saber a qué atenerse; discernimiento: aprender a penetrar en la realidad distinguiendo lo que es mejor y más positivo para escoger ese camino.
La formación hospeda en su interior distintos ingredientes. Hay dos notas principales que no quiero dejarme en el tintero, por eso quiero plasmarlas cuanto antes: la formación humana y la espiritual. La primera aspira a que lleguemos a tener un comportamiento propio de seres humanos y, dentro de ese plano, se abren tres grandes notas: la inteligencia, la afectividad y la voluntad. Para mí ellas constituyen el subsuelo desde dónde debe arrancar la condición humana. Cada una de ellas tiene un largo recorrido.
La inteligencia es la capacidad de síntesis; saber distinguir lo accesorio de lo fundamental. Desde pequeños, hay que enseñar a pensar, a tener espíritu crítico y a formular argumentos que defiendan nuestras ideas y creencias. Hay muchos tipos de inteligencia y, en general, unas y otras no se llevan bien; parece como si poseer unas, ex-cluyera a otras. Inteligencia teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, creativa, inteligencia emo-cional (tan de moda hoy, desde el libro de Goleman), fenicia, instrumental, matemática? e inteligencia para la vida (saber gestionar del mejor modo posible la propia trayectoria). Todas tiene un lugar común, captar la rea-lidad desde diversos ángulos.
La inteligencia se nutre de la lectura. Fomentar este hábito es esencial. Hoy a todos nos cuesta más, pues esta-mos en la era de la imagen. Pero hay que intentarlo. Un par de libros siempre cerca, alternándolos. Y la curiosi-dad como ingrediente esencial. La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico es al cuerpo.
La afectividad: ese sentido pura sangre que recorre nuestra persona y que se manifiesta por medio de los sen-timientos, las emociones y las pasiones. Tener una buena formación sentimental significa capacidad para dar y para recibir amor. Uno de los puntos básicos, en este sentido, es aprender a expresar sentimientos: desde dar las gracias, mostrar afecto, saber que la palabra bien empleada es puente de comunicación: te quiero, te nece-sito, perdóname, ayúdame en este asunto, necesito hablar contigo, tengo un problema y necesito que me orien-tes. Todo eso cultiva, hace prosperar el mundo sentimental, y le da fuerza y consistencia.
En tercer lugar, la formación humana tiene un elemento decisivo, clave, de una importancia a la larga de gran alcance: la voluntad.
¿Qué es la voluntad, en qué consiste, qué características tiene? Voluntad es la capacidad para ponernos metas, objetivos y luchar a fondo por ir consiguiéndolos. Con la voluntad no se nace, sino que uno la cultiva, la trata, se empeña por ir incluyéndola en la conducta personal, contra viento y marea.
La voluntad es la determinación, la firmeza, el esfuerzo deportivo por conquistar cimas de cierto nivel que nos ayuden a crecer como personas. Y ésta, a su vez, se compone de una serie de ingredientes que son muy impor-tantes: el orden, la constancia y la motivación.
Yo les llamo a todos esos elementos la inteligencia instrumental, porque son las alas que hacen volar alto a la inteligencia? las joyas de la corona. No hago lo que me apetece ni lo que me pide el cuerpo, sino lo que es mejor para mí, aquello que me hace crecer como persona.
La formación espiritual significa la rebeldía del que no quiere vivir como un animal, sino como una persona. Hoy lo políticamente correcto es no creer en casi nada, todo light , ligero, liviano, sin compromiso con nada? es el posmodernismo: una vida sin valores ni convicciones, suspendida en el relativismo y la permisividad.
La espiritualidad bien entendida nos hace crecer en humanidad y nos lleva a ver al otro en toda su dignidad. Expulsar a Dios de la vida personal, porque está de moda y se lleva y eso es lo que hay, no hace más libre ni a las personas ni a la sociedad. Eso lleva a lo que estamos viendo hoy tan a menudo, un vacío espiritual enorme.
Sólo un profundo sentido espiritual de la vida, moderno, abierto, liberal?, pero firme como la tierra sólida que pisamos, es capaz de cambiar en profundidad el corazón del ser humano. Esta sociedad está muy perdida en lo básico. Hablaría de esto con detalle, pero ahora dejo sólo apuntada esta idea para el que quiera recogerla. Pero lo resumiría de este modo: la persona espiritual lo juzga todo.
No quiero alargarme para no hacer muy extenso este artículo. Cuanto más vale una persona, más valora a los demás. Y al revés. No hay secretos para el éxito, éste se alcanza con preparación progresiva, trabajando con minuciosidad sobre uno mismo, sacando lecciones de los fracasos y procurando tener un modelo de identidad, esos ejemplos de vida lejanos o cercanos, que tiran, arrastran, empujan en esa dirección para conseguir hacer una pequeña obra de arte de la vida personal.
Querer es poder. Voy contra corriente. No me importa, sé que son tiempos difíciles, en los que hay mucha gente desorientada, pero que puede ser reconducida. En el libro de Chesterton El hombre eterno , el autor habla de ir contra la corriente, y dice lo siguiente: cuando uno va navegando por un río de cierto caudal a favor de la co-rriente, ésta lo lleva a uno rápida y fluidamente, pero se corre el riesgo de ir tan bien, que uno se duerme y se puede caer al agua y ahogarse. Por el contrario, cuando uno está acostumbrado a ir contra la corriente, hay que luchar y esforzarse y resistir, y cada pequeña victoria es un triunfo? el agua salpica a la cara y es difícil seguir, pero la pasión por avanzar es mayor, así se fortalece la postura.
Para ir contra la corriente hoy hay que estar bien formado y tener ideas claras, y criterios coherentes y sólidos para no dejarse llevar por una sociedad herida por el consumismo y manipulada por los medios de comunica-ción.
El ser humano es el capital más preciado. La crisis económica es nada comparada con la crisis moral. No saber para dónde tirar ni a qué atenerse es mucho más grave. Una educación permisiva y relativista se sitúa lejos de la voluntad y la buena orientación, y destruye el vigor del alma y del cuerpo.
El autor es un catedrático español en Psiquiatría, autor del libro Quién eres.
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Comparémosla con esta otra, también tomada del mismo diario argentino:
Entrelíneas
Educación: remedio social infalible
Entre los muros, el film de Cantet, demuestra que las contradicciones del presente obligan a reforzar la acción docente
Noticias de Espectáculos
Domingo 19 de abril de 2009
Por Pablo Sirvén
Mucha gente pasa por esta vida y muere sin enterarse del sentido más profundo que tiene la escuela en la for-mación de los seres humanos. Como hay allí en primer plano una cantidad de materias para aprender dispues-tas como en una suerte de competencia deportiva, por momentos feroz, que califica a los más aptos y hace sufrir o expulsa a los que menos asimilan, se tiende a pensar que lo primordial del colegio es inculcar nociones concretas sobre matemática, lengua, geografía, historia, física, rudimentos de algún idioma, etcétera, y que enseña lo básico -aprender a leer, escribir y contar-, aderezado por una pátina ligera de conocimientos genera-les, base de la ilustración de cada individuo, a través de cuyo árido recorrido suelen despabilarse genuinas voca-ciones.
Con todo lo importante que resulta lo mencionado es todavía mucho más crucial lo que subyace debajo de ese andamiaje rígido de aprendizajes y evaluaciones. Allí se nos enseña por sobre todo, o debería enseñarse, a con-vivir en la diversidad, a tolerar y comprender las diferencias de y con los otros, a ser solidarios, a disciplinar el cuerpo y el ánimo en exigencias que serán esenciales para desempeñarse más tarde en el mercado laboral (res-peto por los horarios, entender los mecanismos de la autoridad y hasta aguantar a las jefaturas caprichosas, cumplir con las tareas encomendadas y presentarse con vestimenta y aseo adecuados), a trabajar en equipo, a consensuar posturas, a entender que nosotros debemos adaptarnos al mundo (y no el mundo a nosotros), a respetar las reglas instituidas y a cultivarnos con espíritu autocrítico. En una palabra, se aprende en la escuela a ser ciudadano o se pierde la oportunidad para siempre de serlo, convirtiéndose en un paria social, sin distinción de clases, porque si no se cultivan las sensibilidades en la niñez y en la adolescencia, tanto embrutece humana-mente la pobreza extrema como la riqueza absoluta.
* * *
Se estrenó el jueves Entre los muros , la película de Laurent Cantet ( El empleo del tiempo , Recursos humanos ) que muestra en carne viva, sin efectismos ni planteos aleccionadores, lo difícil que es llevar adelante todo lo dicho anteriormente hoy en día. Pero, he ahí, en todo caso, una de las enseñanzas implícitas más valiosas del film ganador, en muy buena ley, de la Palma de Oro en el último festival de Cannes: la vida es el arte de lo posi-ble y para transitarla con algún éxito hay que desengancharse de ciertos preconceptos rígidos e idealizados que todos tenemos, y en los que pretendemos encajar la realidad, y procurar, en cambio, abrirnos, intentar entender a los demás, saberlos escuchar y hasta, incluso, aprender de ellos, desviando la enorme energía que derrocha-mos en irritarnos, y en irritar a los otros, hacia la búsqueda de algunos indispensables consensos que demanda la convivencia en sociedad.
François Bégaudeu es docente y escribió el libro que inspiró la película de Cantet, en algunas de cuyas experien-cias se basa, pero lo más interesante es que aceptó el desafío de protagonizarla haciendo casi de él mismo, un profesor amplio y audaz que se carga sobre sus espaldas un bravo alumnado multiétnico en un colegio de un barrio marginal de París. Lo más rico es la frescura con que se desarrollan las tensiones y contradicciones psico-lógicas, culturales y educativas que acechan y se entrecruzan entre los jóvenes entre sí, con el maestro y vice-versa y, a su vez, las repercusiones que provoca en el tribunal de disciplina de la escuela, integrado por el cuerpo de docentes y los directivos, que fluctúan entre las rigideces de sus propias normas e hipócritas poses de su-puesto liberalismo.
* * *
Mientras aquí el discurso político se resiente día tras día (ocultamiento de índices económicos y, ahora también, de salud; interpretación aviesa de leyes y textos constitucionales en provecho propio; agresividad en palabras o hechos hacia quienes piensan distinto, clientelismo desembozado) y la institución escolar colapsa (conflictos gremiales, distritos sin clase, escuelas en pésimas condiciones, empeoramiento de la calidad de la enseñanza), la falta de horizontes, la expansión de la miseria, la circulación creciente de la droga y el endiosamiento cons-tante de la violencia en el cine, la TV y los videojuegos provocan un cóctel explosivo.
No es casual que en este contexto tan inquietante se multipliquen episodios como el de la feroz pelea, con ladri-llazos, balas y puntazos, desatada entre dos pandillas de adolescentes dentro de una escuela santiagueña el jueves último, y que en ese caldo de cultivo, lamentablemente, fermente la inseguridad que tanto nos preocupa a todos.
"Nos interesa que los medios ayuden a que la educación, los chicos y los adolescentes se instalen en la agenda pública de la sociedad", exhorta Roxana Morduchowicz, directora del Programa Escuela y Medios del Ministerio de Educación de la Nación.
La licenciada Mirta Romay, creadora de la señal educativa Formar y que desarrolla desde hace años contenidos multimedia volcados hacia la educación, se concentra ahora en Tucumán: "Estamos capacitando a una gran masa de agentes sociosanitarios, madres cuidadoras, referentes sociales que trabajan con la infancia, volunta-rios en su mayoría sin formación, que hay que profesionalizar, ofreciéndoles recursos culturales".(el subrayado es nuestro)
Allí, la pantalla de Canal 10 posibilitará la ampliación del plan que, ojalá, trascienda la elección del 28 de junio. Se dijo ya muchas veces, y hay que repetirlo una y otra vez: sin educación no hay futuro. Pero hay algo peor: sin educación tampoco hay presente.
psirven@lanacion.com.ar
El análisis del film es correcto, nos parece. Pero quedémonos con lo subrayado por nosotros, ya que se relaciona estrechamente con los objetivos finales y la labor del estado y la TV en la educación de nuestros chicos, niños y adolescentes. Me atrevo a una sola afirmación como conclusión final: el ma-yor fracaso de la TV en nuestro país fue con respecto a su misión en la labor educativa. Me remito a las palabras o a lo escrito por el psiquiatra Enrique Rojas, el gran educador no fue tal. Y si no quedé-monos con lo que le dejan hacer a Tinelli.
Nos fuimos un poco del cine y de la película que estamos comentando. Creo que vale la pena incur-sionar, de vez en cuando, sobre temas que, en última instancia, constituyen los fundamentos de las cuestiones que estamos tratando y abordamos permanentemente en este blog dedicado al análisis y el pensamiento cinematográfico. El cine que pretendemos destacar se asienta, no sólo en lo formal, esto es la estética del encuadre, la planificación, cómo se arma la escena, cómo se enlazan y se en-tretejen (montaje) para determinar la secuencia, y cómo el desarrollo armónico y rítmico de éstas van configurando, desplegando la historia que el realizador tiene en mente o en un guión, con sus leyes y pautas que también deben ser valorizadas para ver si es coherente con las intenciones semánticas y conceptuales del autor. También nos interesa -y mucho más, a veces-, todo ese caudal de ideas y concepciones que se esconden o se muestran explícitamente, denotan o connotan, en la narración, que forman parte, sin duda, de lo que piensa el director sobre el hombre y el mundo en el que vive, condicionan la naturaleza del film, constituyéndose, junto con lo formal, en la esencia de la obra.
Es notorio que al director de “Entre los muros” le interesan estos asuntos, el adolescente frente a los medios, al avance de la tecnología, y las intenciones, claras o inciertas, de aprovecharlas para su me-jor educación o formación. Pero le interesa aún más, aquel adolescente que sufre la inserción en la sociedad francesa, una sociedad no muy sana, incoherente y nihilista frente a sus propias ventajas, pero más frente a los inmigrantes, o sea, a aquellos que por una razón u otra, producto del avance de la Europa sobre los continentes empobrecidos, colonizados y despojados, ven en ese país (Francia) como único espacio para sentirse humano. Quizá se olviden que ese país los condenó, los abandonó y los mutiló en su esencia y sentido de vivir. Toda una paradoja. Y es el sentido último de este film, sin duda.
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Cine: Entre los muros,
por héctor Correa.
miércoles, 17 de marzo de 2010
Psicología en Numen: Trastorno de pánico (F41.0) por: Eduardo Ogian
Que es la crisis de angustia o ataque de pánico?
El ataque de pánico o crisis de angustia, es un síndrome que se caracteriza por la aparición espontánea de una gran carga de angustia y ansiedad, haciendo que la persona que padece dicho síndrome, sienta que se desborda. Generalmente suele suceder por acumulación de acontecimientos y/o malestar, teniendo el punto desencadenante en un hecho particular. Es decir, que existe un estímulo que genera la manifestación, pero que conlleva una historia de acumulación de angustia.
Los episodios de pánico suelen durar desde pocos minutos hasta 30 minutos. Aparecen en forma imprevista y espontánea y sin que medien algunas veces estímulos específicos como productores. Cuando dicho trastorno se comienza a cronificar, empiezan a aparecer ciertos síntomas de ansiedad que son anticipatorios y que de alguna manera, pueden llegar a ser estímulos iniciadores de dichas crisis. A esto se lo denomina ansiedad anticipatoria.
Estas crisis pueden asentarse en tres factores:
• el primer factor es la ansiedad que se genera a nivel cognitivo, es decir que el paciente experimenta pensamientos automáticos ya sean en el orden de pensamientos negativos, pensamientos catastróficos, pensamientos polarizados, pensamientos autocentrados o predicciones auto cumplidas.
• En el área corporal se manifiesta en tensiones en el cuerpo, que son interpretadas por el paciente de manera invasiva.
• En el área comportamental se manifiesta en actividades sobrecargadas que el paciente suele establecer en tiempos cortos (con una relación tiempo-ocupación de demasiada actividad) y esto genera un gran monto de ansiedad que predispone a la crisis.
De alguna manera estas tres áreas se retroalimentan y cuando la ansiedad comienza, suele invadir el resto de las áreas. Por ejemplo, un pensamiento automático puede desencadenar una gran tensión corporal generando una gran actividad a nivel comportamental, predisponiendo altamente a la crisis. O una excesiva sobrecarga de actividades, puede como resultado producir tensión y de allí genera una distorsión cognitiva; o la aparición de un pensamiento automático, desencadena ansiedad en el resto del sistema. Un aspecto importante del diagnóstico es detectar donde comienzan estos ciclos en cada paciente, es decir, en cuál de estos factores se generan.
Diagnóstico diferencial
Es importante tener muy presente el diagnóstico diferencial, excluyendo patologías que tengan origen en lo orgánico. Dichas patologías podrían ser: prolapso de la válvula mitral, compromiso endocrinológico (ej: hipertiroidismo), trastornos neurológicos y afecciones pancreáticas.
Síntomas
En el D. S. M. IV se establecen al menos cuatro de los siguientes síntomas para considerar que el cuadro cumple con los criterios de AP. Estos son:
• falta de aliento o sensaciones de ahogo
• mareo, sensaciones de inestabilidad, sensaciones de pérdida de conciencia
• palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado
• temblores
• sudoración
• sofocación
• náuseas o molestias abdominales
• despersonalización o desrealización
• adormecimiento o sensaciones de cosquilleo en diversas partes del cuerpo
• escalofríos
• dolor o molestias precordiales
• miedo a morir
• miedo a volverse loco o a perder el control.
Por qué aparece o se padece el ataque de pánico?
En la historia de estos pacientes muchas veces encontramos algunos hechos traumáticos en el inicio de la adolescencia o la infancia. Así también encontramos situaciones de estrés muy importantes en principios de la vida adulta. Alguno de estos hechos de estrés grave pueden ser la pérdida de un ser querido, situaciones de violencia dentro del vínculo familiar, abusos sexuales, o haber estado sometidos a situaciones de catástrofes o incidentes críticos.
En otros casos puede estar participando internamente una gran autoexigencia, rigidez en esquemas interpersonales y de resolución de problemas, narcisismo exacerbado, egocentrismo, omnipotencia, dificultades en habilidades sociales ó depresión.
Algo sobre el Tratamiento del ataque de pánico
El tratamiento para las crisis de pánico se puede hacer con la combinación de tratamiento psicofarmacológico y psicoterapia. Si el paciente se permite el no ser abordado con psicofármacos, hasta el manejo de sus ansiedades y el insight , esto le brinda más seguridad. Lo logrado en psicoterapia con solo sus recursos suele aumentar su autoestima con resultados sólidos, aunque es más lento el proceso de compensación. Si el tratamiento se hace combinado, luego de la compensación psicofarmacológica y el proceso de descubrimiento de los aspectos subyacentes al problema en psicoterapia, se debe trabajar la disminución sistemática de la medicación y el miedo a la desestabilización si no toma la misma, ya que el paciente representa su compensación en el fármaco. La eficacia de la compensación es más rápida aunque se tiene que tener en cuenta este aspecto también.
Referencia bibliográfica
APA, DSMIV, Masson SA, Barcelona, 1995
Beck,A, Cognitive therapy and the emotional disorders, International Universities press, Nueva York, 1976
Beck, Aarón, et al, Anxiety disorders and phobias, Basicbooks, USA, 1985.
Botella, Cristina y Ballester Rafael, Trastorno de pánico: evaluación y tratamiento, Martinez Roca, Barcelona, 1997
Cia, Alfredo, trastornos por ansiedad,Estudio Sigma, Buenos Aires,1994.
Kaplan y Sadock, Manual de psiquiatría de urgencias, Ed. Panamericana, Bs. As, 1996
Mayor y Labrador, Manual de modificación de conducta, ED. Alambra, Madrid, 1986
Sitios de interés
http://www.ansiedad-aata.org/trastornos/t_panico.html
http://www.psiquiatria.com/
http://www.panicanxietydisorder.org.au/
El ataque de pánico o crisis de angustia, es un síndrome que se caracteriza por la aparición espontánea de una gran carga de angustia y ansiedad, haciendo que la persona que padece dicho síndrome, sienta que se desborda. Generalmente suele suceder por acumulación de acontecimientos y/o malestar, teniendo el punto desencadenante en un hecho particular. Es decir, que existe un estímulo que genera la manifestación, pero que conlleva una historia de acumulación de angustia.
Los episodios de pánico suelen durar desde pocos minutos hasta 30 minutos. Aparecen en forma imprevista y espontánea y sin que medien algunas veces estímulos específicos como productores. Cuando dicho trastorno se comienza a cronificar, empiezan a aparecer ciertos síntomas de ansiedad que son anticipatorios y que de alguna manera, pueden llegar a ser estímulos iniciadores de dichas crisis. A esto se lo denomina ansiedad anticipatoria.
Estas crisis pueden asentarse en tres factores:
• el primer factor es la ansiedad que se genera a nivel cognitivo, es decir que el paciente experimenta pensamientos automáticos ya sean en el orden de pensamientos negativos, pensamientos catastróficos, pensamientos polarizados, pensamientos autocentrados o predicciones auto cumplidas.
• En el área corporal se manifiesta en tensiones en el cuerpo, que son interpretadas por el paciente de manera invasiva.
• En el área comportamental se manifiesta en actividades sobrecargadas que el paciente suele establecer en tiempos cortos (con una relación tiempo-ocupación de demasiada actividad) y esto genera un gran monto de ansiedad que predispone a la crisis.
De alguna manera estas tres áreas se retroalimentan y cuando la ansiedad comienza, suele invadir el resto de las áreas. Por ejemplo, un pensamiento automático puede desencadenar una gran tensión corporal generando una gran actividad a nivel comportamental, predisponiendo altamente a la crisis. O una excesiva sobrecarga de actividades, puede como resultado producir tensión y de allí genera una distorsión cognitiva; o la aparición de un pensamiento automático, desencadena ansiedad en el resto del sistema. Un aspecto importante del diagnóstico es detectar donde comienzan estos ciclos en cada paciente, es decir, en cuál de estos factores se generan.
Diagnóstico diferencial
Es importante tener muy presente el diagnóstico diferencial, excluyendo patologías que tengan origen en lo orgánico. Dichas patologías podrían ser: prolapso de la válvula mitral, compromiso endocrinológico (ej: hipertiroidismo), trastornos neurológicos y afecciones pancreáticas.
Síntomas
En el D. S. M. IV se establecen al menos cuatro de los siguientes síntomas para considerar que el cuadro cumple con los criterios de AP. Estos son:
• falta de aliento o sensaciones de ahogo
• mareo, sensaciones de inestabilidad, sensaciones de pérdida de conciencia
• palpitaciones o ritmo cardíaco acelerado
• temblores
• sudoración
• sofocación
• náuseas o molestias abdominales
• despersonalización o desrealización
• adormecimiento o sensaciones de cosquilleo en diversas partes del cuerpo
• escalofríos
• dolor o molestias precordiales
• miedo a morir
• miedo a volverse loco o a perder el control.
Por qué aparece o se padece el ataque de pánico?
En la historia de estos pacientes muchas veces encontramos algunos hechos traumáticos en el inicio de la adolescencia o la infancia. Así también encontramos situaciones de estrés muy importantes en principios de la vida adulta. Alguno de estos hechos de estrés grave pueden ser la pérdida de un ser querido, situaciones de violencia dentro del vínculo familiar, abusos sexuales, o haber estado sometidos a situaciones de catástrofes o incidentes críticos.
En otros casos puede estar participando internamente una gran autoexigencia, rigidez en esquemas interpersonales y de resolución de problemas, narcisismo exacerbado, egocentrismo, omnipotencia, dificultades en habilidades sociales ó depresión.
Algo sobre el Tratamiento del ataque de pánico
El tratamiento para las crisis de pánico se puede hacer con la combinación de tratamiento psicofarmacológico y psicoterapia. Si el paciente se permite el no ser abordado con psicofármacos, hasta el manejo de sus ansiedades y el insight , esto le brinda más seguridad. Lo logrado en psicoterapia con solo sus recursos suele aumentar su autoestima con resultados sólidos, aunque es más lento el proceso de compensación. Si el tratamiento se hace combinado, luego de la compensación psicofarmacológica y el proceso de descubrimiento de los aspectos subyacentes al problema en psicoterapia, se debe trabajar la disminución sistemática de la medicación y el miedo a la desestabilización si no toma la misma, ya que el paciente representa su compensación en el fármaco. La eficacia de la compensación es más rápida aunque se tiene que tener en cuenta este aspecto también.
Referencia bibliográfica
APA, DSMIV, Masson SA, Barcelona, 1995
Beck,A, Cognitive therapy and the emotional disorders, International Universities press, Nueva York, 1976
Beck, Aarón, et al, Anxiety disorders and phobias, Basicbooks, USA, 1985.
Botella, Cristina y Ballester Rafael, Trastorno de pánico: evaluación y tratamiento, Martinez Roca, Barcelona, 1997
Cia, Alfredo, trastornos por ansiedad,Estudio Sigma, Buenos Aires,1994.
Kaplan y Sadock, Manual de psiquiatría de urgencias, Ed. Panamericana, Bs. As, 1996
Mayor y Labrador, Manual de modificación de conducta, ED. Alambra, Madrid, 1986
Sitios de interés
http://www.ansiedad-aata.org/trastornos/t_panico.html
http://www.psiquiatria.com/
http://www.panicanxietydisorder.org.au/
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Psicología en Numen: Trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Por Eduardo Ogian
Que es el Trastorno obsesivo compulsivo?
Es una entidad nosográfica que remite a los trastornos de ansiedad, con una prevalencia entre el 2 y el 2,5 % de la población mundial. Es altamente incapacitante y muestra bajo nivel de recuperación en comparación con los otros trastornos por ansiedad.
La persona entra en un proceso de acumular tensión a través de sus obsesiones, llegando algunas veces a la descarga y alivio en la compulsión.
En caso que cumpla los criterios en eje I el código CIE 10 es F42.8 y en caso que cumpla los criterios de trastorno Obsesivo compulsivo de la personalidad , eje II , es F60.5
En este trastorno encontramos dos aspectos que lo componen: la obsesión y la compulsión.
Que son las obsesiones?
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o ideas persistentes, circulares, recurrentes y sistemáticas que no pueden ser eliminados de la consciencia y que giran dentro de la cabeza de la persona, ocupando toda su atención. La persona las intenta eliminar éstas rumiaciones mentales sin resultados positivos, lo que genera un aumento en la ansiedad.
Dentro de las obsesiones más comunes se incluyen: desagrado por la suciedad, la contaminación, las secreciones corporales, el miedo a cuestiones catastróficas, miedo a las enfermedades, la necesidad de simetría, orden, y pulcritud, excesivos pensamientos religiosos, pensamientos sexuales prohibidos y creencia irracional en la buena y mala suerte
Que son las compulsiones?
Las compulsiones, son necesidades repetitivas e indeseadas de la persona, de realizar un acto, respuesta a esos pensamientos repetitivos que son las obsesiones. El acto compulsivo, tiene como fin disminuir el monto de ansiedad que genera una obsesión, vivenciada como desagradable para esa persona..
Las compulsiones que más comúnmente se ven: es el lavado excesivo de manos, bañarse de 4 a 5 veces por día, pueden darse rituales repetidos como sentarse y levantarse de una silla y pensar si se levantó bien o mal, comprobación de cerraduras y perillas de gas y de electricidad, si dejó la puerta abierta y repetir dicha acción varias veces, probar los frenos del auto varias veces, limpiar sobre lo limpio, ordenar y volver ordenar, excesivos cuidados de los demás por miedo a que sufran algún daño, contar y recontar varias veces distintos objetos, hacer colecciones de distintas cosas, por ejemplo: pilas, ventiladores , Desodorantes, zapatos, suelen tener un par de zapatos para cada día o Desodorantes para cada día, o tener decenas de relojes uno para cada situación.
Reflexión acerca del TOC.
Lo problemático en este trastorno, es que de alguna manera las cosas y actividades que realiza la persona suelen llevar cada vez más tiempo, presentando así un deterioro progresivo en la vida escolar, laboral o social.
La persona que padece éste problema suele darse cuenta que esto que padece es excesivo y es irracional pero no lo puede evitar. La compulsión es actuada para impedir o neutralizar la ansiedad y el malestar que las obsesiones generan muchas veces.
Presentan dificultades en darle lugar privilegiado al disfrute, acotando y reprimiendo sus sentimientos ya que todo pasa por lo racional y el pensamiento.
Las técnicas que puedo sugerir para la disminución de los síntomas son TCC, como detención de pensamiento, inhibición recíproca, Desensibilización sistemática y relajación progresiva.
Resulta mucho mas eficaz la psicoterapia combinada con psicofármacos, por lo que es una alternativa de elección.
Referencia Bibliográfica
APA, DSMIV, Masson SA, Barcelona, 1995
Cia, Alfredo,El trastorno obsesivo compulsivo y su espectro, Ed. Polemos, Bs. As, 2006
Kaplan y Sadock, Manual de psiquiatría de urgencias, Ed. Panamericana, Bs. As, 1996
Mayor y Labrador, Manual de modificación de conducta, ED. Alambra, Madrid, 1986
Sitios recomendados
http://www.asociaciontoc.org/
http://www.actad.org/
Es una entidad nosográfica que remite a los trastornos de ansiedad, con una prevalencia entre el 2 y el 2,5 % de la población mundial. Es altamente incapacitante y muestra bajo nivel de recuperación en comparación con los otros trastornos por ansiedad.
La persona entra en un proceso de acumular tensión a través de sus obsesiones, llegando algunas veces a la descarga y alivio en la compulsión.
En caso que cumpla los criterios en eje I el código CIE 10 es F42.8 y en caso que cumpla los criterios de trastorno Obsesivo compulsivo de la personalidad , eje II , es F60.5
En este trastorno encontramos dos aspectos que lo componen: la obsesión y la compulsión.
Que son las obsesiones?
Las obsesiones son pensamientos, imágenes o ideas persistentes, circulares, recurrentes y sistemáticas que no pueden ser eliminados de la consciencia y que giran dentro de la cabeza de la persona, ocupando toda su atención. La persona las intenta eliminar éstas rumiaciones mentales sin resultados positivos, lo que genera un aumento en la ansiedad.
Dentro de las obsesiones más comunes se incluyen: desagrado por la suciedad, la contaminación, las secreciones corporales, el miedo a cuestiones catastróficas, miedo a las enfermedades, la necesidad de simetría, orden, y pulcritud, excesivos pensamientos religiosos, pensamientos sexuales prohibidos y creencia irracional en la buena y mala suerte
Que son las compulsiones?
Las compulsiones, son necesidades repetitivas e indeseadas de la persona, de realizar un acto, respuesta a esos pensamientos repetitivos que son las obsesiones. El acto compulsivo, tiene como fin disminuir el monto de ansiedad que genera una obsesión, vivenciada como desagradable para esa persona..
Las compulsiones que más comúnmente se ven: es el lavado excesivo de manos, bañarse de 4 a 5 veces por día, pueden darse rituales repetidos como sentarse y levantarse de una silla y pensar si se levantó bien o mal, comprobación de cerraduras y perillas de gas y de electricidad, si dejó la puerta abierta y repetir dicha acción varias veces, probar los frenos del auto varias veces, limpiar sobre lo limpio, ordenar y volver ordenar, excesivos cuidados de los demás por miedo a que sufran algún daño, contar y recontar varias veces distintos objetos, hacer colecciones de distintas cosas, por ejemplo: pilas, ventiladores , Desodorantes, zapatos, suelen tener un par de zapatos para cada día o Desodorantes para cada día, o tener decenas de relojes uno para cada situación.
Reflexión acerca del TOC.
Lo problemático en este trastorno, es que de alguna manera las cosas y actividades que realiza la persona suelen llevar cada vez más tiempo, presentando así un deterioro progresivo en la vida escolar, laboral o social.
La persona que padece éste problema suele darse cuenta que esto que padece es excesivo y es irracional pero no lo puede evitar. La compulsión es actuada para impedir o neutralizar la ansiedad y el malestar que las obsesiones generan muchas veces.
Presentan dificultades en darle lugar privilegiado al disfrute, acotando y reprimiendo sus sentimientos ya que todo pasa por lo racional y el pensamiento.
Las técnicas que puedo sugerir para la disminución de los síntomas son TCC, como detención de pensamiento, inhibición recíproca, Desensibilización sistemática y relajación progresiva.
Resulta mucho mas eficaz la psicoterapia combinada con psicofármacos, por lo que es una alternativa de elección.
Referencia Bibliográfica
APA, DSMIV, Masson SA, Barcelona, 1995
Cia, Alfredo,El trastorno obsesivo compulsivo y su espectro, Ed. Polemos, Bs. As, 2006
Kaplan y Sadock, Manual de psiquiatría de urgencias, Ed. Panamericana, Bs. As, 1996
Mayor y Labrador, Manual de modificación de conducta, ED. Alambra, Madrid, 1986
Sitios recomendados
http://www.asociaciontoc.org/
http://www.actad.org/
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TOC,
Trastorno obsesivo compulsivo
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